a ver, no se entendió la anécdota del karakoke.
no, no canté fuerte. grité. grité como una riot grrrl. sí, ni hablar, con eso estaba fantaseando. :D
olvidé decir que cuando terminé de gritar, se acercó un chico y me dijo: "baila conmigo, por favor."
cómo negarme. el chico sonreía, de hecho no dejó de sonreír en ningún momento. bailamos.
al día siguiente lo recordé y pensé: qué mensa, le hubiera pedido que se casara conmigo. pero ni su nombre le pregunté.
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