hace dos días iba a bordo de un microbús. mi mente estaba absorta pensando en algo que ahora no recuerdo. de repente, escuché a un niñito gritar atrás de mí: la poesía! la poesía!
el niñito era tan pequeño que apenas podía articular las palabras. su voz se escuchaba como un sonido a medio camino entre el balbuceo y el habla.
con mucha discresión intenté voltear a verlo. sentado en el regazo de su padre, vi a un niño como de dos años que a través de la ventana señalaba entusiasmado una patrulla de policía.
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