las bodas me revuelven el estómago y aun así las disfruto: de alguna manera las bodas se parecen al día de muertos: la gente porta un espíritu festivo, hay juego y celebración, pero en el fondo yace el motivo de la celebración como algo que por terrible se caricaturiza y se sublima en la representación teatral, con disfraces y toda la parafernalia. así somos: ese manejo le damos a lo fatal: esas celebraciones son del tamaño de nuestra resignación y de nuestro miedo. me gustan las bodas por mera socarronería. qué sería de este mundo sin los cínicos, no habría disney world para empezar.
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