20040711

hoy salí con las chicas

primero entramos a una cantina. mala elección: estaba jugando la selección mexicana contra la argentina. el ruido del televisor era tal que no podíamos platicar a gusto. al menos a mí, el sonido de un partido de soccer televisado me trae recuerdos incómodos. salimos de ahí buscando un café. finalmente encontramos uno. todas las mesas de la planta baja estaban ocupadas. subimos y tomamos un té delicioso. krl nos contó su nuevo proyecto de investigación. de nuevo salimos, esta vez buscando un bar. vimos uno que estaba cruzando la calle. nos acercamos y la música nos desanimó. el tipo de la puerta insistió en que pasáramos y nos ofreció una copa gratis para cada una. slv dijo pues que sean tres martinis, y el tipo respondió que sí.
fue una agradable sorpresa, el lugar era una mezcla de karaoke bar y video bar. al entrar nos pusieron un sello en el brazo: RECIBIDO. lo juro. vimos varios videos buenísimos, uno de snoop dogg, uno de benny benassi y uno de shania twain. todos redundaban en la cosificación extrema del cuerpo femenino hecho a imagen y semejanza del deseo masculino más trivial o de algo así como la feminidad mercadotécnica. no sé bien. cantamos las tres juntas una canción de paulina rubio en el escenario.
el animador entonces anunció que daría comienzo el concurso de las chicas más atrevidas. éste consistía en pararse en el escenario, bailar, 'enseñar las chichis'(sic) (sick) y moverse lo más cachondamente posible. no vimos a las participantes. estábamos muertas de risa en la mesa. a la ganadora le darían un pomo. nos resultaba divertidamente absurdo que un hombre le dijera a una mujer: te haré la más entusiasta promotora de mi complacencia, haré que sea tu deseo complacerme, te haré concursar para que te esmeres en ganar un premio para mí, el de mi erección más banal. a esta gente no le basta con la vida real.
bailamos un rato más cerca de la mesa, esperando que el mesero trajera la cuenta. pagamos. nos fuimos. bajamos canturreando por las escaleras, dejando atrás un lugar común, del cual nunca saldremos.

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